domingo, 21 de diciembre de 2008

Mientras esperaba

Una vez un rey celebró una fiesta. A ella fueron las princesas más bellas del rey. Un soldado que hacia la guardia vio pasar a la hija del rey, era la más bella de todas y se enamoró enseguida. Pero qué podía hacer un pobre soldado en comparación con la hija del rey.
En fin, un buen día consiguió hablar con ella y le dijo que no podía vivir sin estar a su lado. La princesa quedo tan impresionada por su fuerte sentimiento que le dijo al soldado: “si consigues esperar 100 días y 100 noches bajo mi balcón al final seré tuya”. Y a partir de ese instante el soldado se fue allí y la esperó un día y dos días y diez y luego veinte y cada noche la princesa le observaba desde la ventana, pero el no se movía nunca; con la lluvia, con el viento, con la nieve, siempre estaba allí; los pájaros se le cagaban encima y las abejas se lo comían vivo, pero el no se movía.
Después de 90 días estaba tremendamente delgado, pálido. Al pobre le resbalaban las lágrimas de los ojos y no podía contenerlas. Ya no le quedaban ni fuerzas para dormir. Mientras, la princesa seguía observándole y al llegar la noche 99 el soldado se incorporo, cogió la silla y se largó de allí.
- ¡No me digas!, ¿al final?
- Si, justo al final. Y no me preguntes el significado. Yo no lo sé. Si lo entiendes, dímelo tú.

Totó, el protagonista de Cinema Paradiso al que Alfredo, su mayor amigo, le cuenta esta historia, aguantó cada noche, desde abril hasta fin de año (245 noches), junto al balcón se su amada. Su esfuerzo tuvo una bonita pero breve recompensa. El amor que los unía no podía triunfar, su amada desapareció un buen día llevada por su padre y el nunca más volvió a conocer el Amor, pero sin embargo si triunfó su otra pasión, con la que vivió desde su infancia: el cine.
La película Cinema Paradiso es en gran medida una autobiografía de su autor: Giuseppe Tornatore

El Amor, mientras espera se marchita
Una flor (la rosa por ejemplo) puede vivir varias semanas esperando ser polinizada. Pasado ese tiempo, aunque el viento o una abeja o un pájaro o una mariposa ..., le hagan llegar el polen al estigma, la rosa no vivirá ese momento, la rosa no sentirá más que el cosquilleo de las alas de la mariposa, la punzada del pájaro o el vaivén del viento, ya no dará fruto, de ella no saldrá ninguna semilla y pronto marchitará sin recordar que, aunque tarde, el pajaro, la abeja y el viento la abrazaron atraídos por su hermosura, porque incluso cuando estaba marchitando mantenía la belleza de quien cree en el Amor aún cuando nunca llega.


Los rosales florecen continuamente, durante todo el año, desde primavera hasta principios de invierno (o más en climas cálidos). Para que esto ocurra hay que cortar las rosas marchitas. Una técnica popular consiste en seguir el tallo de la rosa seca hasta encontrar la primera ramita con cinco hojas y cortar inmediatamente por encima de ella. Luego, entrado el invierno, se hace la poda radical, dejando nada más que cuatro o cinco ramas de un palmo desde el tronco principal. También se puede hacer media poda en medio de la temporada para mantener el rosal en un tamaño mediano. Esta no es necesaria para la salud de la planta, ni para que florezca más.
Esperaría 100 días, incluso una vida, por tu amor, pero probablemente ya no sería Amor

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