"Venga tío, vamos a pajearnos por la playa" decían entre sí un grupo de cordobeses y cordobesas. Yo no salía de mi asombro ante la propuesta, la playa estaba repleta de familias y niños pero, por lo que se oía, el pajeo allí era lo más normal.
Tras el pajeo se les hizo tarde y se despidieron con urgencia para llegar pronto a sus ¿cajas?. Entonces comprendí lo que ya me empezaba a figurar, su pronunciación convirtió en orgía una simple caminata por la orilla.
En algunos pueblos del centro de Andalucía, entre Antequera y Córdoba, se "jejea", ni se "cecea" ni se "sesea", se cambian los sonidos de [s] y [z] por [g] o [j]. Pajearse por la playa es un placer
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