En mi casa, mis amigos lo saben, estaba el sofá aqui, la mesa allá y en medio todo lo demás. Hasta que esto me aburrió.
Puse entonces el sofá allá y la mesa aquí.Durante un tiempo me sentí animado por la novedad. Pero el aburrimiento acabó por volver.
Llegue a la conclusión de que el origen del aburrimiento eran los libros, revistas, periódicos y todo lo demás, o mejor dicho su situación central e inmutable. Traslade todo aquí y el sofá en medio. La novedad volvió a animarme, y mientras duró me conformé con la incomodidad que había causado.
Al cabo de cierto tiempo incorporé mi cama al salón. Pensé en meter tambien el armario, y eso que era empotrado, pero no fue necesario. Esta vez el cambio era radical. Mis amigos calificaron la novedad de vanguardista.
Pero al cabo de cierto tiempo... Ah, si no fuera por ese "cierto tiempo"... se hacia necesario llevar a cabo una ruptura, tomar una decisión terminante.
Dentro de unos límites determinados no es posible ningún cambio verdadero y entonces hay que traspasar dichos limites.
Cuando el inconformismo no es suficiente, cuando la vanguardia es ineficaz, hay que hacer una revolución. Decidí traerme el armario y dormir en el, poner la tele en la cama y los libros, revistas, periodicos y todo lo demas encima del sofá. Cualquiera que haya intentado dormir en una armario, de pie, sabrá que semejante incomodidad no permite dormir en absoluto, por no hablar de los dolores de espalda.
Aún quedaba la mesa y allí acabé poniendo mis sabanas. Sí, esa era la decisión correcta. Un éxito, una victoria. Todo había ido ido perfectamente a no ser por mi capacidad de resistencia física, que resultó tener sus límites. ¿Cuántas revoluciones habrán fracasado por falta de resistencia?. Una noche no aguanté más y me metí en el sofá, con los periodicos, revistas, libros y todo lo demás.
Dormí tres días y tres noches del tirón. Despues puse el sofá junto a la pared, la mesa en medio, la cama en la habitación y guardé todo lo demás. Ahora, cuando me consume el aburrimiento, recuerdo los tiempos en que fui revolucionario.
Puse entonces el sofá allá y la mesa aquí.Durante un tiempo me sentí animado por la novedad. Pero el aburrimiento acabó por volver.
Llegue a la conclusión de que el origen del aburrimiento eran los libros, revistas, periódicos y todo lo demás, o mejor dicho su situación central e inmutable. Traslade todo aquí y el sofá en medio. La novedad volvió a animarme, y mientras duró me conformé con la incomodidad que había causado.
Al cabo de cierto tiempo incorporé mi cama al salón. Pensé en meter tambien el armario, y eso que era empotrado, pero no fue necesario. Esta vez el cambio era radical. Mis amigos calificaron la novedad de vanguardista.
Pero al cabo de cierto tiempo... Ah, si no fuera por ese "cierto tiempo"... se hacia necesario llevar a cabo una ruptura, tomar una decisión terminante.
Dentro de unos límites determinados no es posible ningún cambio verdadero y entonces hay que traspasar dichos limites.
Cuando el inconformismo no es suficiente, cuando la vanguardia es ineficaz, hay que hacer una revolución. Decidí traerme el armario y dormir en el, poner la tele en la cama y los libros, revistas, periodicos y todo lo demas encima del sofá. Cualquiera que haya intentado dormir en una armario, de pie, sabrá que semejante incomodidad no permite dormir en absoluto, por no hablar de los dolores de espalda.
Aún quedaba la mesa y allí acabé poniendo mis sabanas. Sí, esa era la decisión correcta. Un éxito, una victoria. Todo había ido ido perfectamente a no ser por mi capacidad de resistencia física, que resultó tener sus límites. ¿Cuántas revoluciones habrán fracasado por falta de resistencia?. Una noche no aguanté más y me metí en el sofá, con los periodicos, revistas, libros y todo lo demás.
Dormí tres días y tres noches del tirón. Despues puse el sofá junto a la pared, la mesa en medio, la cama en la habitación y guardé todo lo demás. Ahora, cuando me consume el aburrimiento, recuerdo los tiempos en que fui revolucionario.
Antes de iniciar la labor de cambiar el mundo,
da tres vueltas por tu propia casa
(Provervio chino)
En mi casa de ahora no me pasan esas cosas, porque directamente apenas tiene muebles. Pero, desde luego...¿a quién se le ocurre meterse en armario alguno?
ResponderEliminaroye...me encanta tu blog..tiene muchos pequeños detalles..no se dnd has metido lo de "ultima hora" jeje..staba chulo...me alegro muchisimo por tu nuevo trabajo,spero q tngas los animos a flor de piel!da señales de vida!cuando me des un toke dsd tu casa te llamo..cuidate mucho!saludos dsd la republica de irlanda, la isla esmeralda...nono
ResponderEliminarQue bueno! Que manera tan gráfica de explicar algo tan abstracto. Hasta yo me he sentido inconformista, transgresora y revolucionaria!
ResponderEliminarSaluditos